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Parroquia Franciscana Nuestra Señora del Rosario de Salamanca

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                     LA SEMANA SANTA

Por José Villablanca

Dentro de unos días comenzaremos a vivenciar la Semana Santa, la cual nos recuerda a nosotros los cristianos, que Dios no nos mandó a su hijo para retenerlo simplemente en nuestra Fe, si no que también para estar constantemente alabándolo, por su inmenso amor, que hizo entregar su vida por quienes pidieron su muerte. Tenemos que tener siempre presente que un ser como Jesús, hijo de Dios, es el único que entrego su vida para salvar generaciones tras generaciones de las garras del pecado, que cada vez más se incrusta en la racionalidad de la humanidad.

El Domingo de Ramos, en donde nosotros recordamos la gloriosa entrada de nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén, acudimos a un lugar determinado con nuestros ramitos compuestos por palmas, romero y olivo, que nos asemeja de igual forma a los judíos que llevaron éstos mismos ramitos para alabar a éste gran rey que Dios había enviado. Así humildemente montado en un burro, Jesús entra en su camino que lo llevaría a la muerte y que posteriormente sería glorificado por la eternidad. Por lo cual ese día el sacerdote ornamenta su altar y vestiduras con color rojo, que nos revela la magnificencia de nuestro Señor.

Sin duda cuándo Jesús es entregado a los romanos tras las traición de uno de sus amigos y además discípulo, que sin duda él lo sentía como un hermano, sintió un profundo pesar, pero ya estaba resignado a que su misión de forma carnal estaba por culminar en la tierra.

Recordemos que para los judíos la pascua era muy bien celebrada y una de las cosas mas importantes era la cena, la cual Jesús hizo suya en la llamada Última Cena, en donde el hijo de Dios hecho hombre comparte el pan y el vino junto a sus apóstoles. Jesús toma el pan y dice: “tomad y comed todos de él, por que es mi cuerpo que será entregado por vosotros”. Cuándo ya habían acabado la cena Jesús toma el Cáliz y nunca dejando de dar gracias dijo: “Tomad y bebed todos de él, por que éste es el Cáliz de mi sangre de la Alianza Nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”.

Los apóstoles siguieron al pie de la letra las palabras de Jesús por que cada encuentro que tenían en su nombre lo comenzaban con la santa cena, que dio paso a la eucaristía en donde se alimentaba con la palabra, además con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Cuándo Jesús bajaba del GETSEMANÍ, Judas con el beso de la traición lo entregaba a manos de los romanos; los evangelios narran dos procesos de Jesús, el primero ante las autoridades judías y otro frente a las autoridades romanas, en el primero los fariseos y los sacerdotes decidieron darle muerte, en el segundo Poncio Pilatos entregaba el reo para la crucifixión en el monte del calvario, donde se lo hacían a los delincuentes más viles de la ciudad.

Jesús fue duramente flagelado, su cuerpo fue duramente transformado por los golpes de los soldados romanos, fue coronado con una aureola de espinas, las cuales se incrustaron poco a poco en su cabeza, fue llevado con una cruz en andas por un estrecho camino hacia el lugar de su muerte. Pensemos que duro es para un hombre cargar con una cruz en sus hombros la que posteriormente se convertirá en su más dura prueba y lecho de muerte; la cruz es la victoria donde dios nos entrega su amor y a la vez la esperanza de la resurrección y para nosotros los fieles quienes participamos en el vía crucis tratamos de hacer nuestro ese dolor y la pasión de Cristo.

Cristo cuando perece en la cruz su madre llora y su amigo Juan cae, ese Dios se entregó a las manos de los hombres para hacer su voluntad y así redimirnos a toda la humanidad.

En fin el viernes santo celebramos la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, por medios de la adoración de la cruz , la palabra y la comunión. Ése día no hay flores, ni música, ni altas luces, la iglesia está de luto por la muerte de nuestro salvador.

Pero a mi juicio lo más importante es la resurrección de nuestro señor por que es allí donde nos damos cuenta de su inmenso poder, es allí donde nos reafirma que vence a la muerte y que siempre va a estar con nosotros hasta el fin de nuestras vidas.

En la noche de sábado santo culminamos la larga espera de Cuaresma. Juntos celebramos el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. La Iglesia entera proclama que Jesucristo ha resucitado. Esta noche el Señor nos ilumina con su Gloria. Encendemos el Cirio Pascual. Recorremos la Historia de la Salvación a través de nueve lecturas bíblicas. Renovamos nuestras promesas bautismales y celebramos esa misma salvación en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

 


 

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Webmaster: Mario Jorquera Guzmán